Un curador es, convencionalmente, aquel profesional entrenado en un corpus de saberes que le permiten valorar (administrar, asesorar y liderar) bienes e instituciones artísticas. Conocimiento creativo y sensibilidad crítica son los atributos sobresalientes de ese agente activo, cada vez más jerarquizado en un contexto de superproducción de contenidos culturales. 

Claro que, con abrumadora frecuencia, a lo convencional se le revientan las costuras frente a la dinámica de la realidad. De allí que, ahora, también se considere curador a quien ejerce como lifestyle concierge: aquel cicerone, entrenado en el arte del buen vivir, que permite optimizar y sinergizar contactos de modo de garantizar acceso, oportunidad y trascendencia a la hora de gestionar ese bien escaso llamado tiempo de ocio. He allí el germen de Pasaporte Licere, un servicio de curaduría en salidas que, tras su reciente lanzamiento en San Pablo, acaba de desembarcar en Buenos Aires.

Fue presentado formalmente como ?una brújula que orienta y sugiere, diseñada a medida tanto para quienes visitan la ciudad por placer como por negocios, que nace para ser usada mientras dura la estadía, y abre las puertas de las mejores propuestas de entretenimiento disponibles, de la mano de una agencia de PR que cuenta con los contactos, la experiencia y la sensibilidad de 15 años de trabajo en entretenimiento y nightlife?. 
Por cierto, el valor diferencial de esta tarjeta -en comparación con otros servicios disponibles en el mercado- reside en el expertise de Licere, dream team internacional de profesionales de relaciones públicas y turismo que, a nivel local, jugó un rol estratégico en el start-up y posicionamiento de Pachá, Faena Hotel, Asia de Cuba y Rumi, entre otras mecas porteñas emblemáticas.

?El concepto del pasaporte es nuevo dentro del sistema de concierge porque, hasta ahora, siempre se planteó como una membresía de pago anual. Nuestra base de clientes, en cambio, paga el pasaporte sólo si lo usa y durante el período requerido. Además de espontáneo, se caracteriza por ser un servicio de información no fácilmente disponible y de acceso preferencial. En función del perfil, intereses y estadía de cada usuario, se diseña un itinerario de salidas, con especial foco en nightlife -bares, restós, discos, donde se incluye ubicación y tratamiento vip por parte de los RRPP de cada sitio-pero también shows, conciertos, movida cultural, deportes y shopping?, apunta Valeria Buechele, Directora General de Licere International PR. 

Además del Urbano, versión genérica del pasaporte, hay opciones temáticas o estacionales: Creamfields (traslado premium puerta a puerta, ingreso al predio en vans privadas, seguridad, meet&great oficial y after show), Polo (acceso a fiestas y eventos de los equipos y auspiciantes del torneo), Corporativo (soporte en RRPP con foco en negocios o esparcimiento) y Punta (vía libre a las parties privadas y shows internacionales, plus reservas en paseos y restaurantes). 

Según Buechele, lo más apreciado por los viajeros es que ?permite relacionarse con la network local cuando terminó la ronda de negocios, además de ahorrar tiempo para experimentar los mejores secretos de la city?. El costo base de la tarjeta es de u$s 100, con un menú de servicios y beneficios que se personaliza y expande según la motivación. ?Nos eligen jóvenes adultos, de entre 25 y 60 años, que viajan mucho y están acostumbrados a llevar una vida social activa allí donde se encuentren?, señala la ejecutiva, que atesora ese manojo de llaves mágicas llamadas data y contactos.